Renaisment

jueves, 28 de junio de 2012

Manjushri


A diferencia de los 4 hombres anteriores, existe otro que posee una ambigüedad encarnada en su manera de transmitir sus mensajes y materializar su inteligencia en órdenes sugestivas.
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Al hombre de dos caras se le tiene que dar un trato especial, pues posee de manera íntegra dos personalidades totalmente diferentes en su propio debate existencial.
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Quien no asume esto como una primacía, desde que se inicia la aventura de aprendizaje con este hombre, está destinado a nunca entender ni gradual o instantáneamente a este.
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Este hombre cuando se encuentra desequilibrado, con cargas o dudas, pierde el control de sus proyecciones, y al transgiversarse una cara con otra, se convierte en una lanza llena de espinas desconsiderada para quienes lo apoyan e intentan comprenderlo.
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Cuando esto le pasa, su mayor reto es considerar las raíces de su desequilibrio y despejar el mar de dudas que al mantenerse ocupado y siempre en movimiento no tiene la capacidad de analizar.
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El deslizador al intentar motivar a este en adentrarse en sus propias problemáticas, suele salir con hendiduras y alguna que otra herida que tiene que esperar un cierto espacio y tiempo para que algunos de los otros hombres le ayuden a sanar.
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Este hombre de doble faceta al hacerse consciente de que desencadeno esa incomprensión hacia los otros hombres, redobla su esfuerzo y sube escalones con rapidez hacia la iluminación permanente de sus senderos por recorrer.
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El mejor consejo para tratar y sobrellevar tramos del camino con este hombre, es escucharlo. Sus razones tarde o temprano las proyectara u expresara, y al escucharse a si mismo entenderá en que habrá errado o confundido.

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