Renaisment

domingo, 21 de noviembre de 2010

Los placeres de la pobreza

El perfume que exalaba ayer tu piel se sentía como una nuez moscada triturada; alucinante, cuando perfore tu cuello y te hice sentir los placeres de la inmortalidad.
O lechuza intrigante, me dejaste ver en tus ojos el pálido reflejo de una vida reprimida actuando momentaneamente, esperando mantener ese éxtasis de alguna forma.

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