Renaisment

martes, 24 de mayo de 2011

El hombre visionario

Deslizándose por los desiertos de nuestro mundo, al mirar y observar un oasis se pregunto si era un espejismo o una realidad, sus prejuicios lo hacían no imaginarse la posibilidad de encontrarse un oasis… para él representaba algo imposible de suceder por recorrer tanto tiempo solo la sequedad y uniformidad del mundo

En un rincón de ese Oasis, degustando un coco y una bebida paradisiaca se encontraba un hombre que se “miraba” bastante cómodo… se veía libre pero a la vez decidido en sus acciones y seguro en sus palabras, no se veía nervioso o aquejado de que el deslizador lo observara, el deslizador pensó que era el posible dueño del oasis.

¿Puedo estar aquí? Pregunto el deslizador al joven, a lo cual el joven respondió: “claro”… después de manera seria el deslizador le pregunto si era de su propiedad aquel bello oasis, que a legua se observaba que había sido un hombre afortunado y lleno de dicha, a lo cual el hombre respondió: no siempre estoy lleno de dicha, y no soy dueño de este lugar, simplemente la vida me da la oportunidad de disfrutarlo y de recibir la gran bendición que representa al estar rodeado de sequedad, uniformidad y climas extremos… te comparto mi dicha.

Extrañado, el deslizador se propuso disfrutar de tan paradisiacos momentos, además, charlo por horas con aquel hombre, quién le expresaba las miles de visiones que había tenido sobre el futuro de su vida, se proyectaba a sí mismo en el futuro de una manera complaciente, orgullosa y entusiasta… relataba a detalles las causas y efectos que lo harían tener éxito en una vida donde tendría que competir con sus creaciones en mano con otros creadores talentosos y con otros que no lo eran tanto.

Al transcurrir del tiempo, el deslizador se dispuso a marcharse de ese lugar, no sin antes devolver a su lugar de origen a aquel hombre con visiones tan majestuosas de su existencia… cuando llegaron a su lugar de origen, el deslizador se admiro de inmediato, al ver que todo lo que predijo para su vida se había convertido en una realidad semejante a un engrane, que se incorporaba a otros de mayor tamaño para poner a funcionar la maquinaria de sus sueños… aquel hombre se disponía de disfrutar y cuidar todo aquello que su visión le había mostrado, solo su paciencia en aquel oasis le hizo poseer la dicha y las cualidades que se necesita para materializar los sueños y deseos, habiéndolo trasladado el deslizador se despidió de aquel hombre bienaventurado y siguió el recorrido, motivado por conocer y explorar la tierras de otros tipos de hombres.

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