Renaisment

jueves, 11 de marzo de 2010

Volviendo al Futuro

El hombre multidimensional
Después de tiempos de ausencia el deslizador, pasando los planos, tipos de hombre y ambientes conocidos hasta entonces, se empieza a encontrar con otro tipo de hombres que habitan en otros colores, espacios y tiempos.

Algo que en su travesía, había desconocido, rechazado, o había pasado desapercibido frente a su vista, pero no a su sentir, cualidad que por haber atravesado caminos llanos y de incertidumbre eterna lo enseñaron a lucir.

El hombre multidimensional tiene la capacidad para evadir cualquier situación que le desfavorezca en cada una de las realidades en las que se materialice, como Hipnos, adormece a otros individuos, y tiene pacto con Morfeo, pues invoca el sueño en los demás.

El riesgo de este hombre, es que anda contra el tiempo, ese que no para, y sigue transformando, envejeciendo, haciendo nacer cosas nuevas. Cuando logra alcanzarlo a pesar de pasar de realidad en realidad, dimensión en dimensión este lo tumba, lo conmociona, y le da una lección, del porque no se le puede burlar, ni huírsele.

Ya que el tiempo le propina, una lección al burlarse de este hombre, y aun mas desquiciante, lo devuelve a la dimensión que el mas ama, para que asimilara con mas “realidad” su juego de huida, y en caso de volver a escabullirse, este lo haga con mayor inteligencia. Esto basado en que el tiempo tiene dominio sobre algunos hombres que lo delataran, pues le envidian su libertad, su locura al moderarse y moldearse a cada dimensión, de manera más aguda que un camaleón a su medio.

El deslizador cuestiono a algunos hombres sobre este multidimensional, los viajeros errantes y los pacíficos le hablaron de él, maravillosas anécdotas, pero uno que otro belicoso, mostro inquietud por retarlo, y pisotearlo ante sus propias impotencias e incapacidades por no brincar de una dimensión a otra sin perderse a sí mismos.

El hombre multidimensional, toma la decisión de volver a burlar el tiempo, pero antes de eso, pasaría a agradecerles a quienes lo defendieron ante los altos tribunales juzgadores y atormentadores, que nadie les ha podido quitar la idea a lo largo del tiempo de la inutilidad del juicio externo.

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