El movimiento de Jesus se caracteriza por ser inclusivo, por buscar a la "gente", por no marginar a nadie, por anunciar a todos la llegada de "dios" y su reino.
La cuestion no es tanto "quien es mi projimo", sino quien es capaz de hacerse projimo del hombre abatido en el camino, es decir, Jesus invita a pensar la moral y el amor desde sus "victimas".
Tenia actividades como sanador popular y "exorcista"; el poseído expresa dimensiones reprimidas y en este sentido, ejerce una denuncia social, pero también es una valvula de escape de las contradicciones psicologias y sociales. Jesus tiene la capacidad, que interpreta siempre en clave religiosa, de liberar a poseidos por espiritus inmundos y de recuperarlos para la convivencia humana.
Un profeta aislado y sin seguidores, por muy exaltados que sean sus planteamientos y proclamas, no es peligroso y no causa mayor preocupación a los responsables del orden.
Jesus basa su autoridad en su propia experiencia, considera que ha sido ungido por el espiritu de dios, probablemente a lo largo de los evangelios se pueden detectar experiencias religiosas historicas muy especiales de Jesus. Empezando por el "bautismo"(Estados alterados de conciencia). Esta autoridad de Jesus es indudable y se refleja en su forma de hablar, de llamar en su seguimiento, de curar, en las exigencias que propone.
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