Creo que quizás el amor no es tan espontaneo, ni una luz
siempre radiante que te este nutriendo de felicidad. Quizás eso recaiga en que
los sentimientos son tan dinámicos y tan líquidos que pueden engañar a la luz
interior que te va guiando todo el momento.
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Los humanos que vuelan por los aires, siempre provocaran al
que camina por la tierra, pues el que vuela no soporta verlo en una posición
estática sin moverse.
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Los que vuelan al estar siempre en dirección del viento no
se encuentran nunca en un lugar fijo, salvo cuando se duerme.
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El hombre que se desliza, sin tener que volar o caminar tiene
el poder de flotar. para sembrar raíces en la tierra, que también toca
y siente.
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El deslizador lo pueden provocar los voladores para que los acompañen en su vuelo, pero cuando ellos
deciden soltarte, es necesario un lugar identificado para caer.
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Ser el puente de transmisión entre los voladores y los que
caminan implica el saber transmutar de uno a otro, sin romper la esencia de la
labor del deslizador.
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Quizás la gran ventaja del deslizador es que en su camino
puede llegar a conocer desde el más alto volador, hasta el más lento de los
caminantes.
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Le gusta la incredulidad de los caminantes pero admira la
enseñanza de los voladores.
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Se detiene a ver y tocar la tierra sin que se adueñe de el
totalmente, pues la trayectoria del deslizador es hacia adelante y al mismo
tiempo hacia arriba.
Cuando se esté en una situación crítica y se necesite, los
deslizadores sin pensarlo volverán para
reequilibrar la existencia entre el cielo y la tierra.
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