A diferencia de los 4 hombres anteriores, existe otro que
posee una ambigüedad encarnada en su manera de transmitir sus mensajes y
materializar su inteligencia en órdenes sugestivas.
·
Al hombre de dos caras se le tiene que dar un trato especial,
pues posee de manera íntegra dos personalidades totalmente diferentes en su
propio debate existencial.
·
Quien no asume esto como una primacía, desde que se inicia
la aventura de aprendizaje con este hombre, está destinado a nunca entender ni
gradual o instantáneamente a este.
·
Este hombre cuando se encuentra desequilibrado, con cargas o
dudas, pierde el control de sus proyecciones, y al transgiversarse una cara con
otra, se convierte en una lanza llena de espinas desconsiderada para quienes lo
apoyan e intentan comprenderlo.
·
Cuando esto le pasa, su mayor reto es considerar las raíces
de su desequilibrio y despejar el mar de dudas que al mantenerse ocupado y
siempre en movimiento no tiene la capacidad de analizar.
·
El deslizador al intentar motivar a este en adentrarse en
sus propias problemáticas, suele salir con hendiduras y alguna que otra herida
que tiene que esperar un cierto espacio y tiempo para que algunos de los otros
hombres le ayuden a sanar.
·
Este hombre de doble faceta al hacerse consciente de que
desencadeno esa incomprensión hacia los otros hombres, redobla su esfuerzo y
sube escalones con rapidez hacia la iluminación permanente de sus senderos por
recorrer.
·
El
mejor consejo para tratar y sobrellevar tramos del camino con este hombre, es
escucharlo. Sus razones tarde o temprano las proyectara u expresara, y al
escucharse a si mismo entenderá en que habrá errado o confundido.
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