El deslizador puede quedar atrapado entre las redes de otro
tipo de hombre quizás el más sofisticado y más difícil de identificar, pues
este puede cubrir las apariencias de cualquiera de los anteriores.
·
Este hombre anda detrás de la inercia de cualquiera de los
demás hombres, pues aprovecha la brecha en cualquier espacio, para no toparse
de lleno con lo desconocido.
Este hombre es el hombre zombi, aquel que navega muerto en
vida, aquel que solo vive posponiendo su fracaso, se les observa en todos los
lugares, sedientos por chupar sangre, por parasitar los más preciosos recursos
espirituales y humanos.
Inclusive hasta en los espacios de libre discusión y en
cualquier ágora publica se les observa aferrados a solucionar problemas con
soluciones que ellos nunca han vivido, ni sentido pero si escuchado hablar de
ellas.
Los deslizadores suelen
ser debilitados ya que ellos solo se deslizan y no se quedan a apreciar el
comportamiento del hombre zombi, tiene que llegar un hombre caminante a
advertirle en que pasos anda metido el zombi, pues para el deslizador el tiempo
es algo esencial en su función.
El brillo en los ojos del hombre zombi es inexistente, pero
es un buen actor que sabe distraer la atención hacia el brillo por parte de los
demás hombres, la ventana del alma te expresara siempre la condición de los
hombres.
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